La costa de Ferragudo es un lugar inolvidable que sorprenderá a los visitantes más exigentes.

Fue un trabajo de millones de años que la erosión esculpió, en la piedra caliza, lugares mágicos como la Playa del Pintadinho, la Playa de los Caneiros o la Playa del Mato.

La misma compleja geomorfología que originó la tracería de los acantilados, también dio lugar a estructuras curiosas llamadas algares – pozos verticales que conectan la superficie a una intrincada red de galerías subterráneas, que desembocan en el mar.

Los algares (que se encuentra cerca de la Puenta del Altar) constituyen abrigo para una diversidad de seres vivos, que cuenta con los raros murciélagos-herradura-morisco.

A través de la vegetación mediterránea que cubre la cima de los acantilados, donde el tomillo, el romero, rl hinojo y otras aromáticas perfuman la atmósfera, nos encontramos con la masilla, el verdugo, la palmera enana entre un elenco floral que vale la pena conocer.

Por aquí, desfilan a lo largo del año, aves que no dejaran los ornitólogos indiferentes. Unos binoculares y una guía de aves revelarán las aves rapaces como el halcón peregrino y el cernícalo Otros paseriformes, pueden aparecer en las objetivas, como la corneja negra (gralha-negra), o el petirrojo (pisco-de-peito-ruivo). En el verano, varias especies de vencejos (andorinhões) llenan el horizonte con gritos y acrobacias.
Atrévete a través de los senderos que serpentean la vegetación, en la parte superior de los acantilados, y descubre el tesoro natural que la costa de Ferragudo tiene para te ofrecer.

Para no perderse
ruta peatonal entre la Pennta del Altar y el pintoresco pueblo de Carvoeiro distancia de unos 5 kilómetros